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Finanzas 11.07.25

Bajan los rendimientos de las billeteras virtuales

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El jueves 10 de julio marcó el final de las Letras Fiscales de Liquidez (Lefi), el instrumento que el Tesoro había utilizado para absorber pesos a corto plazo a través de los bancos. Su vencimiento implicó la liberación de casi $ 10 billones, cifra que equivale al 33% de los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado.

La eliminación de este instrumento impactó de forma inmediata: la tasa de las cauciones a un día cayó del 24% anual al 21%, anticipando una baja generalizada del rendimiento en pesos.

En el corto plazo, se espera un ajuste a la baja en la tasa que pagan los fondos comunes de inversión Money Market, que hoy rinden entre 24% y 26% anual. Con la nueva dinámica de mercado, esas tasas se reacomodarían en torno al 22%. De la misma manera, los depósitos a plazo fijo -que actualmente pagan un promedio del 29% anual podrían descender hacia niveles del 26% o 27% nominal anual, según estimaciones de distintas mesas de dinero.

La salida de escena de las Lefi marca un giro relevante en la estrategia del Gobierno: dejar de competir por el crédito con los bancos. Sin este instrumento que ofrecía rendimientos atractivos y con riesgo casi nulo, las entidades financieras se ven forzadas a reasignar su liquidez. En otras palabras, los bancos deben volver a trabajar de bancos: prestar al sector privado, financiar consumo, inversiones o incluso asumir mayor riesgo invirtiendo en instrumentos como las acciones del Merval o bonos corporativos.

Desde el punto de vista fiscal, el vencimiento de las Lefi también le pone un límite a la estrategia de financiamiento del Tesoro a tasas cortas y elevadas. Al eliminar esta vía, se reduce la presión por pagar rendimientos de más del 3% mensual por colocaciones a un día, lo que también aporta al objetivo del Gobierno de seguir desarmando pasivos remunerados. Al mismo tiempo, contribuye a disminuir la emisión monetaria indirecta, derivada del pago de intereses.

En este contexto, la baja de tasas tiene un efecto en cadena. Al caer la tasa de las cauciones, las cuentas remuneradas y los fondos Money Market ajustan sus rendimientos, lo que a su vez reduce el atractivo de instrumentos de ahorro en pesos. Si bien esto puede afectar negativamente al ahorro tradicional, desde el Gobierno apuestan a que se reactive el crédito productivo.

De acuerdo con datos oficiales, los bancos públicos y privados tenían en sus carteras casi $ 14 billones en Lefi. Aunque el Tesoro renovó una parte de ese stock en la última licitación, alrededor de $ 10 billones quedaron liberados. Esa liquidez ahora busca destino, en un mercado donde las tasas ya no son tan seductoras y el margen de arbitraje es cada vez más estrecho.

Según analistas del mercado, esta reconfiguración podría empujar una recomposición en la demanda de instrumentos más largos y de mayor riesgo, como bonos CER o bonos dólar linked.

Otro dato relevante es el impacto que esto podría tener sobre las billeteras digitales. Al pagar rendimientos diarios a través de fondos Money Market, las billeteras digitales como Mercado Pago, Ualá, Prex o AstroPay disminuirán la tasa que ofrecen a sus usuarios. Aunque la liquidez y la disponibilidad inmediata siguen siendo ventajas competitivas, un menor retorno podría hacer que algunos ahorristas migren hacia opciones más rentables.

Por otro lado, el recorte de tasas también podría alentar un repunte en el crédito al consumo. Desde algunas entidades aseguran que, si bien la demanda sigue débil, una baja en las tasas activas podría reactivar líneas de préstamos personales, especialmente en el segmento de clase media que aún conserva capacidad de repago.

Este nuevo esquema de tasas más bajas puede consolidar un sendero de desinflación en los próximos meses. Por otro lado, también hay riesgo de que una parte de esos pesos liberados termine presionando nuevamente sobre el dólar. La clave estará en cómo el sistema absorbe y redistribuye esta nueva ola de liquidez.

El Cronista