Los especialistas en contraterrorismo expresaron su preocupación de que los ataques de enero en Irán y del fin de semana en Moscú, perpetrados por el grupo extremista ISIS-K, puedan darle aire al grupo para atentar en Europa. Apuntan sobre todo a Francia, Bélgica y Gran Bretaña. Francia, en el máximo nivel de alerta, con 130 escuelas amenazadas y atentados frustrados, ya reforzó la seguridad. Lo propio hicieron otros países, como Italia.

Los especialistas en contraterrorismo expresaron su preocupación de que los ataques en Moscú e Irán puedan darle aire al grupo. Y apuntan sobre todo a Francia, Bélgica y Gran Bretaña.

Este mes se cumplen cinco años de que una milicia kurda y árabe respaldada por Estados Unidos expulsó a los combatientes del ISIS de una aldea en el este de Siria, la última porción de territorio del grupo. Fueron esos kurdos los que detectaron el escondite del líder de la organización, Abu Bakr al Bagdhadi, avisaron a la inteligencia norteamericana y lo eliminaron.

Desde entonces, lo que quedaba del grupo que alguna vez impulsó un autoproclamado califato entre Irak y Siria devino en pequeños grupos desde África occidental hasta el sudeste asiático que cada tanto realizaban ataques guerrilleros, bombardeos y asesinatos selectivos. Ninguno de esos grupos, que utilizaban las mismas siglas de la anterior organización, logró el poder y capacidad que exhibe el ISIS-K. Nacido en 2015 y afincado en Afganistán se extendió a Pakistán e India y ha puesto su mirada en atacar Europa y más allá. Los funcionarios estadounidenses confirman la responsabilidad de la masacre en Moscú aunque Vladimir Putin no lo mencione. La amenaza, afirman los analistas, es central porque ya sus mayores atentados suceden fuera de sus fronteras y son espectaculares y efectivos. En enero mataron a más de 80 personas en Irán, superando todas las barreras de seguridad de la potencia persa.

Avril D. Haines, directora de inteligencia nacional, testificó ante el Congreso este mes que la mayoría de los ataques “asumidos globalmente por ISIS-K han ocurrido fuera de Afganistán”. El general Michael E. Kurilla, jefe del Comando Central del ejército, dijo a un comité de la Cámara el jueves que ISIS-K “conserva la capacidad y la voluntad de atacar los intereses estadounidenses y occidentales en el extranjero tanto como en los próximos meses con poca o ninguna posibilidad de advertencia”.

Los especialistas estadounidenses en contraterrorismo rechazaron la sugerencia del Kremlin de que Ucrania estuviera detrás del ataque del viernes. “El modus operandi era el clásico ISIS”, que este grupo repite dijo Bruce Hoffman, experto en terrorismo del Consejo de Relaciones Exteriores. Los especialistas en contraterrorismo expresaron su preocupación de que los ataques en Moscú e Irán puedan envalentonar a ISIS-K a redoblar sus esfuerzos para atacar en Europa, particularmente en Francia, Bélgica, Gran Bretaña y otros países que han sido atacados intermitentemente durante la última década.

Un informe de la ONU, que utiliza un nombre diferente para el grupo ISIL (por Levante) en lugar de ISIS (por Siria) dijo que “algunos individuos de origen del Cáucaso Norte y Asia Central que viajan desde Afganistán o Ucrania hacia Europa representan una oportunidad para ISIL-K, que busca proyectar ataques violentos en Occidente”. El informe concluyó que había evidencia de “complots operativos actuales e inacabados en suelo europeo dirigidos por ISIL-K”.

Un alto funcionario de inteligencia occidental identificó tres factores principales que podrían inspirar a los agentes de ISIS-K a atacar: la existencia de células inactivas en Europa, imágenes de la guerra en Gaza y el apoyo de personas de habla rusa que viven en Europa. Un acontecimiento importante este verano tiene nerviosos a muchos funcionarios antiterroristas. “Me preocupan los Juegos Olímpicos de París”, dijo Edmund Fitton- Brown, ex alto funcionario antiterrorista de la ONU que ahora es asesor principal del Proyecto Contra el Extremismo. “Serían un objetivo terrorista de primera”.

El grupo que incorporó la K de Khorasan, la región milenaria de varios países asiáticos que pretende conquistar, fue fundado por miembros paquistaníes del movimiento ultra talibán. Irrumpió en la escena internacional tras la caída del gobierno pro occidental de Afganistán en 2021. Durante la retirada militar estadounidenses, el ISIS- K llevó a cabo un atentado suicida en el aeropuerto internacional de Kabul en agosto de 2021 que mató a 13 militares estadounidenses y hasta 170 civiles.

Desde entonces, los talibán han estado luchando contra el ISIS-K en Afganistán. Hasta ahora, los servicios de seguridad de la dictadura afgana han impedido que el grupo se apodere de más territorio o reclute a excombatientes talibanes, según señalan funcionarios antiterroristas estadounidenses.

Pero el arco ascendente y el alcance de los ataques de ISIS-K han aumentado en los últimos años, con golpes transfronterizos en Pakistán y un número creciente de intentos de ataque en Europa. La mayoría de esos complots europeos fueron frustrados, lo que llevó a evaluaciones de inteligencia occidentales de que el grupo podría haber alcanzado los límites letales de sus capacidades.

En julio pasado, Alemania y los Países Bajos coordinaron arrestos contra siete individuos tayikos, turcomanos y kirguís vinculados a una red ISIS-K que eran sospechosos de planear ataques en Alemania. Tres hombres fueron arrestados en el estado alemán de Renania del Norte-Westfalia por presuntos planes de atacar la catedral de Colonia en la víspera de Año Nuevo de 2023. Las redadas estuvieron relacionadas con otras tres detenciones en Austria y una en Alemania el 24 de diciembre, supuestamente actuando en apoyo de ISIS-K.

Los funcionarios antiterroristas estadounidenses y otros occidentales dicen que estos complots fueron organizados por agentes de bajo nivel que fueron detectados y frustrados con relativa rapidez. “Hasta ahora, ISIS-Khorasan ha dependido principalmente de agentes inexpertos en Europa para intentar llevar a cabo ataques en su nombre”, dijo Christine Abizaid, directora del Centro Nacional de Contraterrorismo, a un comité de la Cámara en noviembre.

Pero hay señales preocupantes de que ISIS-K está aprendiendo de sus errores. En enero, asaltantes enmascarados atacaron una iglesia católica romana en Estambul y mataron a una persona. Poco después, el ISIS, a través de su agencia de noticias Amaq, se atribuyó la responsabilidad. Turquía informó luego del arresto de 47 personas, la mayoría de ellas nacionales de Asia Central.

Desde entonces, las fuerzas de seguridad de ese país, miembro de la OTAN, han lanzado contraoperaciones masivas sobre sospechosos en regiones locales pero también en Siria e Irak. Varias investigaciones europeas arrojan luz sobre la naturaleza global e interconectada de las finanzas de ISIS-K. Un informe de las Naciones Unidas de enero identificó precisamente a Turquía como un centro logístico para las operaciones del grupo terrorista en Europa.

Los ataques de Moscú e Irán demostraron más sofisticación lo que sugiere un mayor nivel de planificación y una capacidad para aprovechar las redes extremistas locales. “ISIS-K ha estado obsesionado con Rusia durante los últimos dos años”, criticando con frecuencia a Putin en su propaganda, dijo Colin Clarke, analista antiterrorista del Grupo Soufan, una firma consultora de seguridad de Nueva York. “Acusa al Kremlin de tener sangre musulmana en sus manos, en referencia a las intervenciones de Moscú en Afganistán, Chechenia y Siria”.

Clarín