Logo Bolsa de Comercio de Bahía Blanca

Empresas 08.07.25

Los Grobo, un ejemplo de los problemas financieros en el agro

Imagen de Empresas 08.07.25

Leer más…

En su flamante libro “Desde el campo”, el empresario Gustavo Grobocopatel escribe algo que hubiera sido difícil de imaginar hace no mucho tiempo: que Los Grabo, la emblemática compañía que lo transformó en algún momento en “el rey de la soja”, atraviesa “un presente sin certezas sobre su futuro”.

“Confieso que esta situación no me es cómoda. Creo en honrar los compromisos: ése es uno de los principios constructivos sobre los que se basó Los Grobo. Si bien ya no tengo responsabilidades formales ni operaciones, mi alma no estará tranquila hasta que no se haya pagado hasta el último peso adeudado”, escribe sobre el cierre de un libro en el que dialoga con la periodista Luciana Vázquez publicado por la editorial Sudamericana.

Es cierto que se trata de una expresión formal y sentida desde su vida en Uruguay donde aún conserva sólo el 10% de las acciones de la compañía que hoy controla el fondo de inversión Victoria Capital Partners.

Pero Grobocopatel eligió dejar escrito un mensaje para siempre, aunque con un fuerte eco en la actualidad. Grupo Los Grobo, al igual que otras empresas del sector como Surcos y Agrofina, llegó a los titulares de los portales de noticias a lo largo de este año por no poder cumplir con sus obligaciones ante los acreedores. Más tarde incluso entró en concurso de acreedores y renunció su CEO. También se supo que las familias Miguens-Bemberg y Otero Monsegur tuvieron que capitalizar la compañía exportadora de limones San Miguel para poder hacer frente a otro vencimiento.

Para el Gobierno y algunas fuentes del sistema financiero, sólo se trata de las consecuencias de una mala gestión de riesgos por parte de cada uno de los casos en cuestión.

Traducido: desde 2023 se pararon para esperar una devaluación de una magnitud que finalmente no ocurrió y la apreciación cambiaria se transformó en una pesadilla de costos. De acuerdo con el ministro de Economía, Luis Capoto, incluso, escucharon consejos de economistas que casi los llevan a la quiebra.

Sin embargo, hay otras miradas que anticipan un 202S más difícil porque hay indicadores de que podría haber una crisis más estructural. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, en los últimos cinco años el costo total de llevar adelante la cosecha pasó de u$s 11.000 millones a u$s 15.000 millones, en tanto que el aporte de capital propio de los productores para llevarla a cabo subió muy poco, un 8,8% de u$s 3400 millones a u$s 3700 millones. Es decir, la deuda como palanca de la producción agropecuaria aumentó casi 40% en los últimos cinco años: pasó de u$s 8100 millones a u$s 11.300 millones.

El empresario y consultor Diego Palomeque explica en una reciente edición del stream AgroEducación que hay un ahogo financiero que puede afectar la posibilidad de llevar adelante directamente la campaña agrícola. “En el campo, los drivers son el agua y el financiamiento, y hoy el crédito está caro”, explica. “En pesos, las tasas de interés directamente son prohibitivas, pero en dólares también”, grafica y agrega: “No existe más el financiamiento barato”.

“El crédito es confianza y confianza es pagar, si te pegás piñas crediticias, se afecta toda la performance del sector”, completa el analista. Según sus cálculos, el alcance de los impagos que se generaron hasta ahora -incluidos los del sector energético- implican una exposición de deudas de unos u$s 150 millones al sistema financiero.

Sobre este escenario, entre los empresarios del agro además anticipan lo que se puede venir, que es una profundización de la crisis de los proveedores de insumos, con un último nombre y apellido: Rizobacter, compañía controlada por Bioceres Crop Solutions.

“El gran problema que vas a tener en los próximos meses es que las empresas de insumos estaban adquiriendo mucha mercadería muy poco colocada y que estaba a precios más altos por las cuestiones de tipo de cambio del año pasado; con el ‘carry trade’ podían palearlo el año pasado, pero eso se acabó”, añade un importante ejecutivo de las exportadoras de cereales que conoce el rubro.

Como además los productores no están comprando el flujo habitual de insumos que siempre compraron porque tampoco sus números cierran, que se extienda la crisis de la cadena de pagos en el agro no aparece como un escenario imposible. Los ratios de cheques rechazados crecen en toda la economía, pero el Banco Central lo atribuye a una expansión del crédito que incluiría un aumento de la morosidad en general.

“El 70% de la agricultura en la Argentina funciona con contratos de alquiler, y como los campos los alquilan terratenientes que creen que se van a hacer ricos, esos valores nunca van a bajar, lo que suma también para dejar la ecuación muy finita”, indican en Rosario.

Los últimos dólares

A todo esto, el campo todavía está aportando divisas en lo que va de julio, pero hay grandes interrogantes sobre qué pasará con la oferta ele divisas proveniente del agro a partir de agosto.

En el primer semestre se liquidaron unos u$s 18.500 millones y se calcula que en todo el año entrarán unos u$s32.000 millones. Pero como pasaba con el “dólar soja” que había creado el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, una vez terminada la promoción de la baja temporaria de las retenciones del 33% al 26% para la oleaginosa y del 12 al 9,5% para el maíz, no va a vender nadie, creen en el sector.

Por ahora, sin embargo, todavía fluye oferta diferida. Según la consultora 1816, como antes del 30 de junio se anotaron declaraciones de exportación por 23 millones de toneladas para fijar las retenciones a ese momento previo el reajuste, a lo largo de este mes pueden llegar a entrar unos US$ 4.500 millones de remanente para atender la demanda creciente que está llevando la cotización del dólar a los $ 1280.

Con este clima en el sector agropecuario, hay una incógnita en la Sociedad Rural: si el presidente Javier Milei asistirá al tradicional acto en la Exposición de Palermo que tendrá lugar del 17 al 27 de julio.

BAE